La cantante habla sobre cómo estar limpia, dejar la industria y cantar con Stevie Wonder

ROLLING STONE ARGENTINA

“Me juna todo el mundo acá”, dice Fabiana Cantilo vía Skype desde Guadalajara, México. “Soy como una artista de culto, y me preguntan: ‘¿Por qué no viniste antes?'” A los 56 años, Cantilo está promocionando Superamor, su último disco, que presentó en Buenos Aires el 17 de diciembre en el teatro Opera. “Es mi primer disco independiente y me va mucho mejor que con todas las compañías que tuve”, dice. “Antes siempre era: ‘Hacé pop, hacé tal cosa’, y nunca era del todo yo.” Pero la industria no es lo único que Cantilo dejó atrás para darle un giro a su carrera. Después de quince años en rehab, hace tres que está limpia. “Le gané a la cocaína”, dice. “Y esta es la música que me gusta.”

Algunos de tus productores fueron Charly García, Fito Páez y Pedro Aznar. En Superamor elegiste a Lisandro Aristimuño. ¿Por qué?

Yo era fan de Aristimuño desde hace años. Y él de mí. Hemos mamado la misma música. Mi disco Información celeste ya tenía un estilo parecido a este y al de Lisandro: esa cosa electrónica mezclada con Beatles y folclore. El es un escorpiano con sensibilidad. Se viene, con ese chico, uno de los grandes.

Sobre “Cápsula de escape”, uno de los tracks, dijiste que lo compusieron juntos usando el “método García”. ¿En qué consiste?

En el 86 fui a la casa de Charly y me pasé un par de tardes grabando. Compusimos “Siempre puedes olvidar” y “A punto de caer”. Yo agarré un micrófono y él me grabó durante horas. Después lo editó y me explicó que la composición era eso: una gran zapada que se edita. En “Cápsula de escape” hice lo mismo con Lisandro. La onda es tener confianza en uno.

¿Cuándo empezaste a componer?

Después de “A punto de caer” empecé a escribir con ganas. Antes hacía temitas, pero el maestro Charly me autorizó: “Loca, vos podés componer”. Y yo dije: “Gracias”.

Tenés doce discos como solista. ¿Por qué todavía algunos piensan que cantás covers?

Fue una lucha lo mío, porque siempre estaba peleando con las discográficas. Todo el tiempo era: “Cantá ‘Mi enfermedad’, cantá ‘Mary Poppins’, cantá Los Twist”. Y yo no quería. Metía mis temas, pero ellos elegían los cortes y yo seguía siendo la chica pop.

Ahora te emancipaste de las multinacionales.

Me di cuenta de que cuando el artista tiene cierta madurez debe agarrar el toro por las astas. Hoy las radios te pasan si tienen ganas. Ya no es sólo cuestión de plata. O un poco sí, pero bueno. A Aristimuño le va bárbaro y no lo pasan en la radio. Con la caída de las discográficas lo que importa son los shows.

En 2013 cantaste con Stevie Wonder en Vélez. ¿Te dijo algo en camarines?

“¿Querés cantar esta noche?” Y yo dije: “Yes”. Hicimos “Love’s in Need of Love Today”. Lo único que me importaba era decir bien la letra. ¡Imaginate equivocarte al lado de Wonder! Para mí él es como los Beatles.

Hace poco ganaste tu primer Martín Fierro por la cortina musical de Guapas. ¿Cómo fue eso?

¡Sí! Y ni siquiera era mío el tema, sino de Florencia Bertotti, la actriz. Fui a la ceremonia pensando: “No voy a ganar nada”. Y cuando subí no sabía qué decir. Después Jorge Rial, que no sabe lo que es una persona, dijo: “Fabiana Cantilo no sabía dónde estaba”. Rial sigue pensando que estoy drogada. Yo no lo miro, me contaron [risas]. Pero todo rarísimo, yo como re loser. Antidiva: eso soy, y a mucha honra.

Ahora que no consumís, ¿te gusta dar mensajes sobre eso?

Sí. Y digo que es mentira que la droga inspira. Y que si creés, como yo, que uno está protegido por algo que se llama “aura”, tenés que saber que cuando te fumás un porro o tomás merca le hacés una grieta por donde se te mete la mala energía.

Escuché que estás haciendo meditación. ¿Repetís algún mantra?

Repito el mantra: “Te amo, perdón, lo siento, gracias”. El Ho’oponopono. Las palabras son sanadoras. No es lo mismo decir “hijo de puta” que decir “amor”.

En 2015 tu álbum Superamor tuvo buenas críticas. ¿Te afecta que hablen de vos?

Obvio. Desde Los Twist hasta mi quinto disco estuvo todo bien, yo ni me fijaba en la prensa. Pero cuando saqué ¿De qué se ríen?, en 1998, el primero con todos temas míos, me hicieron mierda. A partir de ahí debo tener 40 cartas escritas para Mario Pergolini que nunca le mandé, por darte un ejemplo. ¡Se burlaba de mí en la radio! [risas]. Pero me la banqué.

Creaste tu propio sello discográfico. ¿Tenés algún plan en esa dirección?

No sé para qué es un sello, pero yo quería tener uno. Es la primera vez que hago un disco que no viene en cajita de plástico y no se vende un carajo, pero no me importa porque los discos ya no se venden. Soy feliz de hacer una obra.

Por Patricio Lange

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